La cirugía de rejuvenecimiento facial tiene como propósito ayudar al individuo a pasar con más tranquilidad el camino de la juventud a la madurez.

El envejecimiento es un mecanismo fisiológico que comprende fenómenos físicos, bioquímicos, psicológicos, culturales y antropológicos, pero es frecuentemente vivenciado con ansiedad por el ser humano.

El creciente interés en cirugías de rejuvenecimiento de la cara es parcialmente atribuible a la importancia que la sociedad da a la apariencia y a la imagen personal.

El cirujano debe analizar y evaluar dentro de su propio estándar estético, considerando que este es el objetivo de su cirugía. Está en equilibrio su imagen y aquel deseo que será la posibilidad del mejor resultado. Analizar la variación de la imagen del cuerpo y la respuesta posible que le ofrece la técnica quirúrgica es una tarea que requiere empatía y sensibilidad fuerte por parte del cirujano.

Debe dejar de fumar por lo menos 20 días antes de la cirugía, ya que el gas carbónico del cigarrillo se adhiere al glóbulo rojo 20 días, dificultando la oxigenación de las heridas quirúrgicas, produciendo perdidas de tejido facial y defectos en la cicatrización.  

Algunas drogas se deben suspender para evitar alteraciones de coagulación y finalmente la planificación del acto anestésico. La anestesia local con sedación o anestesia general debe ser discutida entre anestesiólogo y paciente.

Se le realizará un examen detallado de cada estructura anatómica de la cara. Es fundamental elaborar un planeamiento quirúrgico para cada caso.